Dicen que más vale prevenir que curar, el flato no es el mayor de los problemas cuando estamos realizando nuestro deporte favorito, pero puede llegar a ser muy molesto y limitarnos. ¿Como podemos prevenirlo?
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Controlar la respiración
Lo normal es adaptar la respiración a nuestro ritmo de entrenamiento. Inspirar primero por la nariz permite filtrar el aire frío y la humedad, asegurando que el aire llegue a los pulmones con una temperatura adecuada. Por otro lado, exhalar el aire por la boca ayuda a que vaciemos completamente el aire de los pulmones y que el diafragma se relaje.
El calentamiento
Es una fase indispensable en la que preparamos nuestro organismo antes de someterlo a un ejercicio físico intenso. Da igual si hace frío o si hace calor, calentar es una pauta que no debes saltarte.
También es necesario que las progresiones en el ejercicio sean progresivas, es mejor empezar a correr lentamente aumentando la velocidad de poco a poco. Si forzamos a nuestro organismo con un ritmo demasiado alto solo conseguiremos acabar exhaustos y provocar la aparición del flato.
Gestión de la digestión
Una de las causas del flato suele ir asociada a problemas con el estómago. Por eso es importante que no realices deporte justo después de haber comido. Es mejor esperar a que nuestro estómago haya hecho la digestión, no solo por el peso de los órganos sino también porque el flujo sanguíneo también está concentrado en el proceso digestivo.
De todas formas, aunque dejes un margen de varias horas entre la comida y el entrenamiento, no olvides ingerir alimentos que no sean demasiado pesados. Trata de que sean comidas bajas en grasas saturadas, en azúcares, en fibra y asociarla a una buena hidratación. Salir a correr después de una comilona, no es nada recomendable, aunque hayan pasado las horas necesarias.
Fortalecer el abdomen
Cuanto más fuerte sean los músculos del ‘Core’ (abdominales, lumbares, pelvis, glúteos y musculatura profunda de la columna) menos movimientos rotativos padecerán tus órganos. Habrá un mayor apoyo y tensión muscular que reducirán la oscilación y, por tanto, la aparición de punzadas.
¿Cómo debemos actuar cuando el flato aparece?
Cuando notamos este dolor punzante es importante que no nos detengamos de golpe, sino que bajemos el ritmo progresivamente. Además un truco útil que podemos realizar, es ejercer una presión leve en la región abdominal que nos está doliendo a la vez que flexionamos nuestro cuerpo, con esto provocamos un estímulo en la zona afecta que nos aliviará. Y finalmente estirar nuestro abdomen liberará las tensiones musculares.