Mielitis autoinmune en perros
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El tratamiento actual de la hernia discal intervertebral canina aguda (IVDH) puede dividirse en tratamiento médico/conservador o quirúrgico. La decisión de cuál de los dos tratamientos debe seguirse depende en gran medida de la gravedad de los signos neurológicos. Éstos pueden deberse a daños reversibles o irreversibles en la propia médula espinal; algunos son consecuencia de una isquemia tisular difícil de contrarrestar y otros de una compresión de la médula espinal fácilmente reversible. El tratamiento médico suele consistir en la restricción de la actividad, el dolor y los medicamentos antiinflamatorios. Los objetivos son: (i) evitar nuevas hernias discales para minimizar el daño adicional a la médula espinal; (ii) proporcionar alivio del dolor; (iii) permitir que el material discal extruido se disipe gradualmente por fagocitosis con el tiempo; (iv) y dejar que el anillo discal roto se selle por fibrosis con el tiempo. La intervención quirúrgica se utiliza para aliviar la compresión persistente de la médula espinal. El lector puede consultar el artículo “Current approaches to the management of acute thoracolumbar disc extrusion in dogs” (Enfoques actuales para el tratamiento de la extrusión discal toracolumbar aguda en perros) para obtener más información sobre las pruebas de las opciones de tratamiento aplicadas habitualmente.
Inflamación de la médula espinal en perros
Al igual que cualquier otro órgano, la médula espinal depende críticamente de un suministro permanente de sangre para aportar los nutrientes necesarios para su correcto funcionamiento y eliminar los productos de desecho. Las arterias suministran segmentos definidos a cada lado y a lo largo de la médula espinal. La obstrucción de una de estas arterias provoca una desconexión repentina de la parte de la médula espinal alimentada por esta arteria concreta.
Aunque se han reconocido muchas causas inusuales de obstrucción (fragmento de tumor, grasa), la naturaleza más común de esta obstrucción es un fragmento fibrocartilaginoso del disco intervertebral (de ahí que a menudo se utilice el término Embolia Fibrocartilaginosa en lugar de Mielopatía Isquémica). A pesar de las muchas teorías sugeridas, aún se desconoce cómo y por qué este fragmento de disco intervertebral se introduce repentinamente en la arteria de la médula espinal.
Dependiendo de la porción de la médula espinal que se vea afectada, y de si sólo un lado o ambos lados se ven afectados por la falta de riego sanguíneo, esta afección puede causar parálisis de un miembro de la espalda, de ambos miembros de la espalda, de los cuatro miembros o de un solo lado del cuerpo. Normalmente, esta parálisis tiene un inicio repentino, no causa ningún dolor y no empeora con el tiempo (al menos después de las primeras 24 horas).
Tratamiento de la mielitis en perros
Todos hemos tenido pacientes a los que nos encantaría remitir a un especialista pero para los que, desgraciadamente, esta opción no era factible. Todavía hay opciones que ofrecer a sus pacientes y clientes para el manejo médico de los pacientes con enfermedades mielopáticas. A la hora de determinar un plan de tratamiento para los pacientes con mielopatías, es crucial tener en cuenta los diferenciales más adecuados para ese paciente concreto.
La señalización, los antecedentes y los hallazgos de la exploración del paciente pueden proporcionar información para ayudar a priorizar sus diferenciales. En los pacientes de edad avanzada, las afecciones degenerativas (enfermedad del disco intervertebral [DIV], mielopatía degenerativa), neoplásicas, vasculares e inflamatorias van a ser más probables. En los pacientes más jóvenes, también se consideran las afecciones inflamatorias/infecciosas, las anomalías congénitas (<6 meses) y las enfermedades degenerativas (IVDD). Recuerde que la IVDD no suele verse en los perros (incluso en los perros salchicha) hasta al menos los 2 años de edad. La raza del perro también puede ayudar a formular su lista diferencial.
Síntomas de la mielitis en el perro
Las lesiones de la médula espinal (LME) en los perros pueden ser causadas por fuerzas extrínsecas o intrínsecas. Aunque las fuerzas traumáticas extrínsecas, como los accidentes de tráfico, que constituyen la mayoría de los casos humanos de LME graves, también se producen en los perros de compañía, la extrusión del disco intervertebral (EDIV) es, con diferencia, la causa más común de LME en los perros (1). La LME inducida por la IVDE representa hasta el 2% de todas las enfermedades en perros (2-4) y es uno de los diagnósticos más comunes realizados por los neurólogos veterinarios. En un estudio realizado en Suiza con una población hospitalaria de referencia de casi 3.500 perros con enfermedades del sistema nervioso central (SNC) incluidas, la IVDE representó el diagnóstico más común, seguido de la epilepsia y otras enfermedades neurodegenerativas (5).
Existe una enorme cantidad de bibliografía sobre la patología morfológica y molecular de la LME experimental, y comparativamente hay menos datos sobre los casos naturales de LME humana. Es muy probable que la LME inducida por la EIV canina comparta muchas de las características patológicas descritas tanto en la LME traumática humana como en los modelos animales experimentales. El presente resumen se centra en los datos que se han obtenido en los estudios (histo-patológicos) sobre la LME inducida por la IVDE de forma natural en perros, refiriéndose sólo a unos pocos estudios sobre la LME experimental, donde el conocimiento de la LME canina inducida por la IVDE es sólo fragmentario o inexistente. Comenzando con una breve descripción de la enfermedad del disco intervertebral canino, el objetivo principal de este artículo es proporcionar una visión general de los eventos patológicos en la médula espinal canina lesionada con referencia a las implicaciones terapéuticas cuando sea aplicable.