Traumatismo abdominal penetrante
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La mayoría de las fracturas pélvicas están causadas por algún tipo de acontecimiento traumático de gran energía, como una colisión automovilística. Dado que la pelvis está cerca de los principales vasos sanguíneos y órganos, las fracturas pélvicas pueden provocar hemorragias extensas y otras lesiones que requieren tratamiento urgente.
El tratamiento de una fractura pélvica varía en función de la gravedad de la lesión. Mientras que las fracturas de menor energía pueden tratarse a menudo con cuidados conservadores, el tratamiento de las fracturas pélvicas de alta energía suele implicar cirugía para reconstruir la pelvis y restaurar la estabilidad, de modo que los pacientes puedan reanudar sus actividades cotidianas.
Cada hueso de la cadera consta de tres huesos, el ilion, el isquion y el pubis, que están separados durante la infancia pero que se fusionan a medida que crecemos. Estos tres huesos se unen para formar el acetábulo, la cavidad que sirve de receptáculo para la articulación esférica de la cadera.
Los principales nervios, vasos sanguíneos y partes del intestino, la vejiga y los órganos reproductores atraviesan el anillo pélvico. La pelvis protege estas importantes estructuras de posibles lesiones. También sirve de anclaje para los músculos de la cadera, el muslo y el abdomen.
Órgano más frecuentemente lesionado en un traumatismo abdominal cerrado
Después de todas las fracturas de pelvis, ésta puede tener un rango de estabilidad, desde rota pero completamente estable hasta completamente inestable. La estabilidad de la pelvis depende en parte de la dirección en que se rompió y en parte de la fuerza que la rompió. No todas las fracturas requieren operación.
Las lesiones de pelvis suelen estar causadas por traumatismos importantes, como colisiones de tráfico, caídas de altura o lesiones por aplastamiento. Debido a la ubicación de la pelvis, pueden producirse lesiones en otras estructuras, como los vasos sanguíneos principales, la vejiga y/o el intestino. Esto significa que el tratamiento y la recuperación a largo plazo de las lesiones pélvicas pueden ser complicados.
La pelvis ósea es como un anillo, con tres articulaciones principales (una sínfisis púbica delante y dos articulaciones sacroilíacas detrás) que se mantienen unidas por fuertes ligamentos. Si el anillo se “rompe” debido a un traumatismo, la integridad de la pelvis puede verse alterada. Esto puede requerir una operación, o varias operaciones, para devolver la pelvis a su estado normal “anterior a la lesión”. Hay distintos tipos de lesiones pélvicas, y el tratamiento necesario dependerá del alcance de la lesión y de qué otras estructuras estén lesionadas.
Tratamiento de los traumatismos abdominales
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La dehiscencia es una complicación quirúrgica en la que los bordes de una herida dejan de encontrarse. También se conoce como separación de la herida. A diferencia de una herida sana y en proceso de cicatrización, la dehiscencia impide que una herida se cierre limpiamente, y los bordes no pueden mantenerse unidos mediante suturas, grapas u otro método de cierre.
A medida que el corte cicatriza, la herida se rellena con tejido nuevo, llamado “granulación” o “tejido de granulación”. Si el estrés u otros factores hacen que los bordes de una herida se separen antes de que la nueva piel tenga tiempo de fortalecerse, la herida no se cerrará. El tejido de granulación se desgarrará o no se unirá en absoluto.Una herida tiene el mayor riesgo de dehiscencia en las dos primeras semanas después de la cirugía, cuando la piel es todavía muy frágil.
Síntomas de una lesión estomacal
Una fístula es una conexión anormal entre dos partes del cuerpo, como un órgano o un vaso sanguíneo y otra estructura. Las fístulas suelen ser el resultado de una lesión o intervención quirúrgica. Una infección o una inflamación también pueden provocar la formación de una fístula.Información
Las fístulas pueden producirse en muchas partes del cuerpo. Pueden formarse entre:Las enfermedades inflamatorias intestinales, como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn, pueden provocar fístulas entre un asa del intestino y otra. Las lesiones pueden provocar la formación de fístulas entre arterias y venas.
De Prisco G, Celinski S, Spak CW. Abscesos abdominales y fístulas gastrointestinales. En: Feldman M, Friedman LS, Brandt LJ, eds. Sleisenger & Fordtran’s Gastrointestinal and Liver Disease. 11th ed. Philadelphia, PA: Elsevier; 2021:cap 29.Lentz GM, Fialkow M. Anal incontinence: diagnosis and management. En: Gershenson DM, Lentz GM, Valea FA, Lobo RA, eds. Comprehensive Gynecology. 8th ed. Philadelphia, PA: Elsevier;2022:cap 22.Taber’s Cyclopedic Medical Dictionary. 24th ed. F.A. Davis Company; 2021 www.tabers.com/tabersonline. Consultado el 5 de abril de 2022.