Síntomas de cicatrización de la vejiga
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Figura 1.ERM y TC de abdomen/pelvis con contraste. Colección lobular de 6,2 x 4,8 x 9,8 cm que realza periféricamente en la pelvis anterior y que se extiende desde la cúpula de la vejiga hasta la pared abdominal anterior y se comunica centralmente con el ombligo.
Este caso actual de EC que se presenta con un absceso entero-uracal por enfermedad fistulizante del íleon terminal con posterior fistulización a través de la pared abdominal y uraco persistente en un paciente pediátrico es inusual porque la mayoría de las fístulas de Crohn son internas, más significativamente entero-colónicas, mientras que la patología externa (como las fístulas entero-cutáneas y entero-vaginales) son menos comunes.6 Hasta la fecha sólo se han descrito tres casos de fístula entero-uraco-cutánea en pacientes pediátricos con EC.7-9 Los informes anteriores abogaban por la resección en bloque del segmento fistuloso y de la cúpula vesical en las enfermedades que afectan a la vejiga y se manifiestan con síntomas urinarios.10 En este paciente, la afectación del uraco se limitó al segmento cercano al ombligo, lo que evitó la vejiga y la necesidad de una cirugía más extensa, incluida la resección completa del uraco. Se consideró la posibilidad de extirpar completamente el uraco. Sin embargo, se consideró innecesario, ya que el tracto fistuloso nunca tuvo comunicación con la vejiga. Además, al dividir el uraco, no se identificó ninguna comunicación abierta con la vejiga, lo que sugería que este segmento estaba obliterado.
Tejido cicatricial en la vejiga tras una cesárea
Una fístula vesical se produce cuando se forma una abertura entre la vejiga y algún otro órgano o la piel. Lo más frecuente es que la vejiga se abra al intestino (“fístula enterovesical”) o a la vagina (“fístula vesicovaginal”).
La vejiga es un órgano con forma de globo que almacena la orina, que se produce en los riñones. Se mantiene en su sitio gracias a los músculos pélvicos de la parte inferior del vientre. Cuando no está llena, la vejiga está relajada. Las señales nerviosas del cerebro le hacen saber que la vejiga se está llenando. Entonces sientes la necesidad de orinar. El cerebro ordena a los músculos de la vejiga que se aprieten (o “contraigan”).
Aunque es poco frecuente, puede producirse una fístula de la vejiga con la piel cuando se bloquea la salida de la vejiga y ésta se daña. Esto puede deberse a una lesión o a una intervención quirúrgica previa. Las fístulas vesicovaginales pueden verse después de una cirugía urológica o ginecológica. También pueden estar relacionadas con cánceres ginecológicos. Las fístulas intestinales suelen ser el resultado de una enfermedad que causa inflamación, como la enfermedad de Crohn o la diverticulitis. Aproximadamente 2 de cada 10 casos de fístula intestinal están causados por un cáncer de intestino. También pueden formarse fístulas en la vagina y el intestino como resultado de la radioterapia.
Lesión de la vejiga
Una masa (tumor) que se encuentra en la vejiga -el saco muscular de la región pélvica que almacena la orina- puede ser a veces un indicio de cáncer de vejiga. En otros casos, una masa en la vejiga puede ser un pólipo benigno (no canceroso), que es un pequeño crecimiento en forma de coliflor que puede convertirse en cáncer de vejiga en el futuro. Muchas personas con pólipos en la vejiga no desarrollan un cáncer, pero algunas pueden experimentar síntomas molestos, como micción frecuente o dolorosa, que requieren atención médica.
Es probable que no pueda detectar una masa en la vejiga por sí mismo, por lo que es conveniente conocer los posibles síntomas del cáncer de vejiga y buscar atención médica si se presentan. Algunos de los signos más comunes del cáncer de vejiga son:
Es importante tener en cuenta que el cáncer de vejiga comparte muchos síntomas con las infecciones del tracto urinario y otras afecciones benignas. Si nota cambios en su micción o tiene algún síntoma que le preocupe, asegúrese de hablar rápidamente con un médico. También es una buena idea informar a su médico si alguien de su familia ha sido diagnosticado de cáncer de vejiga o si ha tenido problemas de vejiga anteriormente.
Fibrosis de la vejiga
AbstractBackgroundLas neoplasias primarias de origen colorrectal pueden hacer metástasis en la vejiga. Sin embargo, los informes son extremadamente raros, especialmente desde el ciego.Informe del casoEl informe describe el caso de un hombre de 45 años con carcinoma cecal B de Duke tratado con una hemicolectomía derecha asistida por laparoscopia y quimioterapia adyuvante con 5-Fluorouracilo. Posteriormente, se demostró la existencia de una lesión metastásica en la vejiga, que fue extirpada con éxito mediante una cistectomía parcial.ConclusiónPara poder determinar las opciones terapéuticas óptimas, es importante que los clínicos distingan entre la enfermedad primaria de la vejiga y otras causas de hematuria. Diversas técnicas inmunohistoquímicas intentan diferenciar el adenocarcinoma primario de vejiga del adenocarcinoma colorrectal secundario. La sospecha de enfermedad metastásica debe plantearse cuando se identifican tumores vesicales histológicamente inusuales.
Diez meses después de la RTU original, se encontró un tumor vesical recurrente en la misma posición en la cistoscopia de control. Se confirmó que se trataba de un adenocarcinoma recurrente de tipo intestinal moderadamente diferenciado. La resonancia magnética reveló una masa que afectaba a la pared anterolateral derecha de la vejiga y a la cúpula y que se extendía a la grasa perivesical y al conducto deferente derecho. La revisión de las exploraciones en la reunión del equipo multidisciplinar de urología sugirió que la lesión era realmente un estadio pT2b con cambios inflamatorios perivesicales asociados tras la RTU. No había evidencia de linfadenopatía o enfermedad metastásica. Además, no se identificó ningún tumor de colon recurrente ni ninguna afectación directa entre el intestino y la vejiga. Posteriormente se le ofreció y se le practicó una cistectomía parcial (Figuras 2 y 3). No había evidencia de enfermedad recurrente en la revisión a los doce meses.Figura 2Superficie luminal de la muestra de cistectomía parcial con depósito de carcinoma metastásico.Imagen a tamaño completo