Tracto corticoespinal anterior
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Los tractos piramidales incluyen el tracto corticobulbar y el tracto corticoespinal. Se trata de agregaciones de fibras nerviosas eferentes de las neuronas motoras superiores que viajan desde la corteza cerebral y terminan en el tronco del encéfalo (corticobulbar) o en la médula espinal (corticoespinal) y participan en el control de las funciones motoras del cuerpo.
El tracto corticobulbar conduce los impulsos del cerebro a los nervios craneales [1], que controlan los músculos de la cara y el cuello y participan en la expresión facial, la masticación, la deglución y otras funciones motoras.
El tracto corticoespinal conduce los impulsos del cerebro a la médula espinal. Está formado por un tracto lateral y otro anterior. El tracto corticoespinal participa en el movimiento voluntario. La mayoría de las fibras del tracto corticoespinal se cruzan en la médula oblonga, lo que hace que los músculos sean controlados por el lado opuesto del cerebro. El tracto corticoespinal contiene los axones de las células piramidales, las más grandes de las cuales son las células de Betz, situadas en la corteza cerebral.
Tracto corticobulbar
Pirámide medular (tronco cerebral)Pons y médula oblonga. Superficie anterior. (Pirámides visibles en el centro.)Animación. Pirámides mostradas en verde.DetallesIdentificadoresLatinpyramis medullae oblongataeNeuroNames705TA98A14.1.04.003TA25985FMA75254Términos anatómicos de neuroanatomía[editar en Wikidata]
En neuroanatomía, las pirámides medulares son estructuras de materia blanca emparejadas del bulbo raquídeo que contienen fibras motoras de los tractos corticoespinal y corticobulbar -conocidos conjuntamente como tractos piramidales-. El límite inferior de las pirámides se marca cuando las fibras se cruzan (decusan).
La parte ventral de la médula oblonga contiene las pirámides medulares. Estas dos estructuras en forma de cresta se desplazan a lo largo de la médula oblonga y están limitadas medialmente por la fisura mediana anterior. Cada una tiene un surco anterolateral a lo largo de sus bordes laterales, de donde emerge el nervio hipogloso. También en el lado de cada pirámide hay una protuberancia pronunciada conocida como oliva. Las fibras de la columna posterior, que transmiten información sensorial y propioceptiva, se encuentran detrás de las pirámides en la médula oblonga.
Tracto piramidal
Pirámide medular(tronco cerebral)Pons y médula oblonga. Superficie anterior. (Pirámides visibles en el centro.)Animación. Pirámides mostradas en verde.DetallesIdentificadoresLatinpyramis medullae oblongataeNeuroNames705TA98A14.1.04.003TA25985FMA75254Términos anatómicos de neuroanatomía[editar en Wikidata]
En neuroanatomía, las pirámides medulares son estructuras de materia blanca emparejadas del bulbo raquídeo que contienen fibras motoras de los tractos corticoespinal y corticobulbar -conocidos conjuntamente como tractos piramidales-. El límite inferior de las pirámides se marca cuando las fibras se cruzan (decusan).
La parte ventral de la médula oblonga contiene las pirámides medulares. Estas dos estructuras en forma de cresta se desplazan a lo largo de la médula oblonga y están limitadas medialmente por la fisura mediana anterior. Cada una tiene un surco anterolateral a lo largo de sus bordes laterales, de donde emerge el nervio hipogloso. También en el lado de cada pirámide hay una protuberancia pronunciada conocida como oliva. Las fibras de la columna posterior, que transmiten información sensorial y propioceptiva, se encuentran detrás de las pirámides en la médula oblonga.
Lesión del tracto corticoespinal
Como se ha señalado en el capítulo anterior, el sentido de la posición del cuerpo es necesario para el control motor adaptativo. Para mover una extremidad hacia un lugar determinado, es imperativo conocer la posición inicial de la extremidad, así como cualquier fuerza aplicada a la misma. Los husos musculares y los órganos tendinosos de Golgi proporcionan este tipo de información. Además, estos receptores son componentes de ciertos reflejos espinales que son importantes tanto para el diagnóstico clínico como para una comprensión básica de los principios del control motor.
El reflejo miotático se ilustra en la figura 2.1. Un camarero está sosteniendo una bandeja vacía, cuando inesperadamente se coloca una jarra de agua sobre la bandeja. Como los músculos del camarero no estaban preparados para soportar el aumento de peso, la bandeja debería caer. Sin embargo, un reflejo espinal se inicia automáticamente para mantener la bandeja relativamente estable. Cuando se coloca la pesada jarra en la bandeja, el aumento de peso estira el músculo bíceps, lo que provoca la activación de los aferentes Ia del huso muscular. Los aferentes Ia tienen sus cuerpos celulares en los ganglios de la raíz dorsal de la médula espinal, envían proyecciones a la médula espinal y hacen sinapsis directamente en las motoneuronas alfa que inervan el mismo músculo (homónimo). Así, la activación de la aferente Ia provoca una activación monosináptica de la motoneurona alfa que hace que el músculo se contraiga. Como resultado, el estiramiento del músculo se contrarresta rápidamente, y el camarero es capaz de mantener la bandeja en la misma posición.