Lesiones en el ventriculo derecho por acv

Tasa de supervivencia de los accidentes cerebrovasculares y los infartos de miocardio

Recientemente se ha reconocido la importancia pronóstica del ventrículo derecho (VD) en varias afecciones, principalmente las que afectan al ventrículo izquierdo, los pulmones y su lecho vascular, o las cámaras del lado derecho. Los recientes avances en las técnicas de imagen han creado nuevas oportunidades para estudiar la anatomía, fisiología y fisiopatología del VD, y los esfuerzos de investigación contemporáneos han abierto las puertas a nuevas posibilidades de tratamiento. No obstante, el tratamiento de la insuficiencia del VD sigue siendo un reto. El tratamiento óptimo debe tener en cuenta las particularidades anatómicas y fisiológicas del VD e incluir técnicas de imagen adecuadas para comprender los mecanismos fisiopatológicos subyacentes. El tratamiento debe incluir la optimización rápida del estado de la volemia, el restablecimiento de la presión de perfusión y la mejora de la contractilidad y el ritmo del miocardio y, en caso de insuficiencia del VD refractaria, la asistencia circulatoria mecánica.

En 1616, Sir William Harvey fue la primera persona que describió la importancia de la función del ventrículo derecho.1 Sin embargo, el ventrículo derecho (VD) ha recibido poca atención en el pasado, ya que la cardiología se ocupaba principalmente de las enfermedades del ventrículo izquierdo (VI) y de su posible tratamiento. Sin embargo, desde principios de la década de 1950, se ha reconocido la importancia pronóstica de la función del VD en varias afecciones, principalmente las que afectan al VI (por ejemplo, la insuficiencia crónica del VI), a los pulmones y a su lecho vascular (por ejemplo, la embolia pulmonar, la enfermedad pulmonar crónica y la hipertensión arterial pulmonar) o a las cámaras del lado derecho (por ejemplo, el infarto del VD, las miocardiopatías del VD y las cardiopatías congénitas).

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Insuficiencia cardíaca terminal y accidente cerebrovascular

Fig. 1Desplazamiento del plano auriculoventricular en un adulto sano (arriba) y en un paciente con hipertensión pulmonar (abajo). El plano atrioventricular (AVP) y el desplazamiento (AVPD) se muestran en vistas de cuatro cámaras en fin de diástole (ED, a, c, línea completa) y en fin de sístole (ES, b, d, línea discontinua). El volumen derivado del AVPD es el área entre el contorno completo y el contorno discontinuo del AVPD. Los recuadros discontinuos indican los cortes basales del eje corto utilizados al calcular la contribución longitudinal del volumen de la embolia multiplicando el área del eje corto con el AVPD. Obsérvese que el AVPD, tanto en el ventrículo derecho como en el izquierdo, es menor en el paciente en comparación con el controlImagen de tamaño completo

imágenes correspondientes en ES. Se calculó el volumen tridimensional entre los contornos epicárdicos del DE y del ES. El volumen septal se definió como el volumen generado por el movimiento septal entre los puntos de inserción del VD. En la base y el ápice, sólo se utilizaron las imágenes con el septo ventricular presente tanto en el DE como en el SE (Fig. 2). La contribución septal al SV (SVsept%) es el volumen septal en porcentaje del LVSV total. Un valor positivo de SVsept% implica que el septo se desplaza hacia el lado izquierdo en sístole y, por lo tanto, contribuye a la VSVI. Por otro lado, con un valor negativo de SVsept% el septo se desplaza hacia el lado derecho en sístole y contribuye negativamente a la VLP (Fig. 2) y correspondientemente positivo a la VDVR.

Pronóstico de la insuficiencia cardíaca y del ictus

Objetivos: Se ha destacado la relación entre el ictus isquémico cerebral y la función ventricular izquierda evaluada por ecocardiografía. Sigue siendo incierto si las lesiones en diferentes regiones de las arterias cerebrales darían lugar a una disfunción ventricular izquierda.

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Métodos: Los pacientes se dividieron en regiones de la arteria cerebral media (ACM) (n = 79), la arteria cerebral posterior (ACP) (n = 64), la arteria basilar (AB) (n = 66) y el grupo de ictus no isquémico (n = 209). Se recogieron retrospectivamente las características demográficas, los parámetros hematológicos y los resultados del ECG, y se realizó una comparación de los parámetros ecocardiográficos para determinar la relación entre el ictus isquémico y la función ventricular izquierda.

Resultados: Se incluyeron un total de 418 pacientes. Las características demográficas no difirieron significativamente entre los grupos de ictus isquémico y de ictus no isquémico, excepto los antecedentes de consumo de alcohol (p < 0,001). Los niveles de homocisteína en el grupo de ACM fueron superiores a los de los grupos de ACP y AB (p < 0,05). El nivel de proteína C reactiva altamente sensible (hs-CRP) fue mayor en el grupo de ACV isquémico que en el de ACV no isquémico (p = 0,001). Se encontró una mayor incidencia de cambios del ST-T en el ECG y niveles más bajos de potasio y magnesio en el grupo de ictus isquémico. Se observaron diferencias significativas en la función diastólica entre los grupos, y la velocidad de entrada temprana de la mitral, la velocidad diastólica temprana del anillo y la relación entre la velocidad diastólica temprana del anillo mitral y la velocidad de entrada auricular del anillo mitral en el grupo con ACM fueron inferiores a las del grupo con ACV (p < 0,05).

Cómo afecta un ictus al corazón

El infarto del ventrículo derecho puede producirse de forma aislada o con un infarto agudo de miocardio inferoposterior del ventrículo izquierdo. De hecho, el infarto del ventrículo derecho se produce hasta en un 30-50% de los pacientes que sufren un infarto agudo de miocardio inferior, y es hemodinámicamente significativo en aproximadamente la mitad de estos pacientes. Dado que el tratamiento del infarto del ventrículo derecho difiere del infarto del ventrículo izquierdo, que es más frecuente, es importante que los médicos conozcan esta afección e intervengan en consecuencia.1-5

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Clásicamente, el infarto del ventrículo derecho se presenta como un infarto agudo inferior, hipotensión y presión venosa yugular elevada, con campos pulmonares despejados. Sin embargo, estos hallazgos se observan en menos del 25% de los pacientes con infarto agudo del ventrículo derecho. Por lo tanto, los datos hemodinámicos, junto con un electrocardiograma o ecocardiograma/angiograma con radionúclidos, deben obtenerse de forma temprana para confirmar el diagnóstico.5-8 En este número de American Family Physician, Horan y Flowers9 describen el diagnóstico del infarto ventricular derecho.

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