Mucho puente en el.pie lesiones provovadas

Avulsión os cuboideum

Una coalición tarsal es una conexión anormal de dos o más huesos del pie. Los huesos afectados -llamados huesos del tarso- están situados en la parte posterior del pie y en el talón, y la conexión de los huesos puede dar lugar a un pie plano severo y rígido.

Aunque la coalición tarsal suele estar presente al nacer, los niños no suelen mostrar signos del trastorno hasta el principio de la adolescencia. El pie puede volverse rígido y doloroso, y las actividades físicas cotidianas suelen ser difíciles.

Para muchos niños con coalición tarsiana, los síntomas se alivian con tratamientos sencillos, como plantillas ortopédicas y fisioterapia. Si un niño tiene síntomas graves que no responden a tratamientos sencillos y siguen interfiriendo en sus actividades diarias, puede recomendarse la cirugía.

Los huesos de los pies suelen dividirse en tres partes: el retropié, el mediopié y el antepié. El retropié y el mediopié están formados por siete huesos, llamados tarsos. De estos huesos, el calcáneo, el astrágalo y el navicular son los más afectados por la coalición tarsiana.

Fractura navicular

Existen múltiples procedimientos quirúrgicos para tratar las lesiones de los nervios periféricos. Algunas lesiones pueden repararse volviendo a conectar los extremos del nervio dañado (lo que se denomina reparación primaria o de extremo a extremo del nervio). Si la lesión del nervio provoca una brecha entre los extremos del nervio y no pueden volver a conectarse, puede funcionar el puente de la brecha con un injerto de nervio, similar al empalme de un cable.

Un injerto nervioso es un trozo de tejido nervioso que sirve de puente para rellenar el hueco entre los dos extremos de un nervio dañado. La cirugía de injerto nervioso se denomina a veces trasplante de nervio porque el injerto se extrae de un lugar y se coloca en otro.

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Un injerto nervioso proporciona una vía para que los axones del nervio vuelvan a crecer a través del hueco. Los autoinjertos nerviosos extraídos del cuerpo contienen células de apoyo, llamadas células de Schwann, que ayudan a la regeneración del nervio.

El cirujano tiene en cuenta varios factores a la hora de determinar qué nervio utilizar como donante para el injerto. La función del nervio es un factor importante. El nervio donante suele aportar sensación a una zona de la piel en la que la sensación no es crítica. Los injertos nerviosos también se toman a veces del tejido nervioso que no funciona por debajo de la lesión. Los nervios donantes más comunes son:

Fractura cuboidea

Una fractura inestable, sobre todo si se extiende hasta la articulación radiocarpiana de la muñeca (intraarticular), puede ser un buen candidato para un procedimiento quirúrgico conocido como fijación externa. Este método consiste en colocar en el hueso clavos metálicos que se extienden fuera de la superficie de la piel. A continuación, los clavos se fijan a un marco externo rígido para mantenerlos en su sitio. Una vez que la fractura está curada, se retiran los clavos y el marco.

Hayes AJ, Duffy PJ, Mcqueen MM. Bridging and non-bridging external fixation in the treatment of unstable fractures of the distal radius: a retrospective study of 588 patients. Acta Orthop. 2008;79(4):54.

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Este enfoque tiene la ventaja añadida de una movilidad más temprana, ya que no mantiene la muñeca en una posición fija. Los mayores inconvenientes del fijador externo son el engorroso armazón y la posibilidad de infección en los sitios de los pasadores.

La fijación interna, en la que se implantan placas y tornillos para mantener los fragmentos óseos en su sitio sin enjaulado externo, tiene la ventaja de permitir una movilización más temprana de la muñeca sin necesidad de un complicado enyesado.

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El quinto metatarsiano es el hueso largo de la parte exterior del pie que conecta con el dedo pequeño. Las fracturas del quinto metatarsiano son bastante comunes y pueden producirse en diferentes lugares a lo largo del hueso. Las lesiones traumáticas del pie y del tobillo, incluidas las fracturas por estrés, pueden hacer que el quinto metatarsiano se agriete o incluso se rompa. La identificación de la localización y la gravedad de la fractura es esencial para determinar el tratamiento, y las imágenes, como las radiografías, son importantes para realizar un diagnóstico preciso.

Una fractura por avulsión del 5º metatarsiano se produce en el extremo del hueso más cercano al tobillo, la parte del hueso unida al tendón. Este tipo de fracturas suelen producirse tras un esguince o un rodillo de tobillo. La mayoría se tratan de forma no quirúrgica con hielo, reposo y uso de muletas, escayola o bota para caminar. En raras ocasiones, es necesario intervenir quirúrgicamente para fusionar adecuadamente el hueso fracturado.

Cuando la rotura se produce de forma ligeramente más distal en el 5º metatarsiano, lejos del tobillo, se denomina fractura de Jones. Estas fracturas se observan a menudo en los atletas, ya que pueden ser el resultado de un mayor régimen de entrenamiento y de la tensión del pie, de movimientos rápidos de lado a lado y de bailar en pointe (ballet). También pueden producirse tras un aumento de la presión sobre los pies debido al aumento de peso. Esta zona del hueso tiene un escaso riego sanguíneo y, por tanto, estas roturas y fracturas por estrés tardan más en curarse. Los atletas pueden considerar el tratamiento quirúrgico para mejorar la velocidad y la fuerza de la curación.

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