Sensación de curación de los nervios
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El dolor es un problema grave para muchas personas con lesiones medulares (LME). El dolor después de una LME puede producirse en partes del cuerpo en las que hay una sensación normal (sensibilidad), así como en zonas que tienen poca o ninguna sensibilidad. El dolor es muy real y puede tener un impacto negativo en la calidad de vida. Una persona con dolor intenso puede tener dificultades para realizar sus actividades diarias o para participar en pasatiempos agradables.
La mayoría de las personas con LME afirman tener dolor crónico. El dolor crónico es un dolor que no desaparece y que dura de meses a años. La causa del dolor puede ser desconocida, pero la mayoría de las veces está relacionada con el daño nervioso causado por la LME o con los problemas musculoesqueléticos que surgen al tratar una LME. El dolor puede aparecer y desaparecer. El dolor crónico es difícil de eliminar por completo, pero a menudo puede controlarse o reducirse lo suficiente como para que no abrume su vida.
El dolor crónico puede causar o empeorar problemas psicológicos como la depresión, la ansiedad y el estrés. Esto no significa que el dolor esté “todo en tu cabeza”, sino que el dolor y la angustia pueden agravarse mutuamente.
¿Se regeneran los nervios?
Un nervio es como un cable telefónico que da servicio a varias casas. Hay una capa exterior que protege los múltiples y finos cables interiores (fibras nerviosas) que van a cada casa. Los cables internos son los que llevan los mensajes de ida y vuelta al cerebro, que es como una central telefónica. Los mensajes al cerebro son información sobre la sensación y desde el cerebro se indica a los músculos que se contraigan.
Para continuar con la analogía del cable telefónico. Cuando los cables internos (fibras nerviosas) se dañan, la parte del cable que está más allá del nivel de la lesión muere dejando un tubo vacío. El cable interior que se encuentra por encima del nivel de la lesión sigue vivo, ya que se nutre de las células nerviosas cercanas o dentro de la médula espinal. Para que el nervio se recupere, los cables internos (fibras nerviosas) tienen que volver a crecer por los tubos. La recuperación de este tipo de lesión es más imprevisible.
El cirujano sólo puede reparar la capa externa, pero no los pequeños cables internos (fibras nerviosas). Sabemos que no todos los cables internos (fibras nerviosas) se reparan solos y que muchos de los que se reparan se conectan a la casa equivocada. Esto significa que se obtendrán muchos números erróneos después de una reparación. El cerebro es como el operador de la central telefónica y se esforzará por dar sentido a los nuevos números, pero no podrá hacerlo del todo. Esto significa que después de una reparación de un nervio siempre habrá una pérdida de función residual y permanente.
Cómo saber si tienes daños en los nervios de la espalda
El sistema nervioso del cuerpo, que sirve de autopista de la información, está formado por miles de nervios. Los nervios son los encargados de transportar los mensajes desde el cerebro y la médula espinal a otras partes del cuerpo.
Los nervios están protegidos por una capa de tejido. Incluso con esta protección, los nervios se dañan fácilmente, lo que puede dar lugar a lesiones nerviosas. Las lesiones nerviosas suelen producirse por un corte o una presión excesiva sobre el nervio. Las lesiones nerviosas pueden provocar una pérdida de sensibilidad y función.
Las lesiones nerviosas pueden ser difíciles de tratar. En algunos casos, si el nervio se secciona por completo, puede producirse una pérdida permanente de la sensibilidad. La recuperación completa puede no ser posible para algunas lesiones nerviosas.
Como ocurre con la mayoría de las lesiones, la recuperación de una lesión nerviosa depende de la gravedad de la misma. La recuperación de las lesiones nerviosas puede ser lenta y tardar varios meses o incluso años. Algunas lesiones nerviosas pueden tratarse con tratamientos no quirúrgicos.
En algunos casos, las lesiones nerviosas requieren tratamiento quirúrgico. El objetivo de la cirugía es restablecer la función de la zona afectada liberando el nervio comprimido o conectando las terminaciones nerviosas sanas. La rehabilitación tras la cirugía suele incluir fisioterapia.
Cómo saber si tienes daños en los nervios por un corte
El hallazgo, realizado en ratones, tiene implicaciones para mejorar la recuperación tras una lesión nerviosa en las extremidades. También abre nuevas vías de investigación para provocar la regeneración de los nervios en el sistema nervioso central, famoso por su incapacidad para curarse.
Los nervios periféricos proporcionan el sentido del tacto e impulsan los músculos que mueven brazos y piernas, manos y pies. A diferencia de los nervios del sistema nervioso central, los periféricos pueden regenerarse después de ser cortados o aplastados. Pero no se conocen bien los mecanismos de esta regeneración.
En el nuevo estudio, publicado en línea el 20 de junio en Neuron, los científicos demuestran que una proteína llamada leucina cremallera quinasa dual (DLK) regula las señales que indican a la célula nerviosa que ha sido lesionada, comunicándose a menudo a distancias de varios metros. La proteína gobierna si la neurona activa su programa de regeneración.
“La DLK es una molécula clave que vincula una lesión con la respuesta del nervio a esa lesión, permitiendo que el nervio se regenere”, dice el doctor Aaron DiAntonio, profesor de biología del desarrollo. “¿Cómo sabe un nervio lesionado que lo está? ¿Cómo toma esa información y pone en marcha un programa de regeneración y vuelve a crear conexiones? ¿Y por qué sólo el sistema nervioso periférico responde así, mientras que el sistema nervioso central no lo hace? Creemos que la DLK es parte de la respuesta” El cuerpo de la célula nerviosa que contiene el núcleo o “cerebro” de un nervio periférico reside en la médula espinal. Durante el desarrollo temprano, estos nervios envían cables largos y finos, llamados axones, a las puntas de los dedos de las manos y de los pies. Una vez que los axones alcanzan sus objetivos (un músculo, por ejemplo), dejan de extenderse y permanecen casi sin cambios durante toda la vida del organismo. A menos que se dañen.